Emiratos Árabes Unidos e Irak abren su serie en el quinto tramo de la clasificación asiática. El ganador de esta llave no obtiene el billete directo al Mundial, pero sí el pase a la repesca intercontinental.
El equipo dirigido por Paulo Bento se quedó a las puertas del liderato en el grupo anterior tras caer ante Catar (1-2) en un duelo en el que un empate le bastaba. Su gol llegó en el minuto 90, después de jugar los últimos quince minutos en superioridad numérica. A pesar del revés, los Emiratos mostraron su estilo ofensivo y una clara mejora respecto a fases previas. En los seis partidos de la ronda anterior, marcaron once goles, aunque no consiguieron anotar ante Irán ni Uzbekistán, las dos selecciones que ya sellaron su clasificación directa. En el anterior ciclo mundialista, ambos equipos empataron 2-2 en Dubái, y los locales demostraron solidez y pegada en casa.
El conjunto de Jesús Casas (exasistente en la selección española) no pudo pasar del empate ante Arabia Saudí (0-0) en su último encuentro. Su ataque generó quince disparos, pero solo cuatro fueron a portería. En las fases previas, Irak logró dos victorias fuera de casa, ambas por 1-0, lo que subraya su estilo pragmático y su fortaleza cuando el partido se cierra. Cuatro de sus últimos seis partidos fuera de casa terminaron con menos de 1,5 goles totales, lo que refleja su enfoque conservador.
Los Emiratos Árabes Unidos son más creativos y dinámicos en ataque, y con el apoyo local deberían imponer su ritmo ante un rival que sufre para generar peligro constante. Irak es sólido, pero su falta de contundencia puede ser decisiva. Los locales tienen recursos para marcar y evitar la derrota.
